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Brasil subasta de 172 bloques de petróleo y gas


Desde la Amazonia hasta la Conferencia del Clima de Bonn, organizaciones de la sociedad civil, pueblos indígenas y comunidades tradicionales protestan contra subasta de petróleo y gas en Brasil

Mientras se atribuía el liderazgo en la agenda climática internacional en la conferencia climática previa a la COP30 en Bonn, Alemania, el gobierno brasileño, a través de la ANP (Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles), celebró el 17 de junio el 5.º Ciclo de la Oferta de Concesión Permanente: una subasta de 172 bloques de petróleo y gas, incluidos 68 en la Amazonia brasileña. La subasta se llevó a cabo sin consulta ni consentimiento libre, previo e informado de las comunidades indígenas y tradicionales de la región, en clara violación del Convenio 169 de la OIT, del cual Brasil es signatario.

De los 47 bloques petroleros ofrecidos en la desembocadura del Amazonas, una de las zonas ambientalmente más sensibles del planeta, 19 se concesionaron para la exploración de petróleo y gas. Se subastaron un total de 16.312 km² de áreas marinas en la Amazonia, distribuidos en cuatro sectores. Chevron y CNPC adquirieron nueve bloques, mientras que ExxonMobil y Petrobras se aseguraron diez, lo que refuerza la penetración de las petroleras en el bioma amazónico.

Estos bloques se adquirieron sin la realización de una Evaluación Ambiental del Área Sedimentaria (AAAS). Si bien no es obligatoria, la falta de esta evaluación ha sido señalada reiteradamente por el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama) y el Ministerio del Medio Ambiente del país como un factor que dificulta el proceso de licenciamiento en la región. Un mapeo detallado de la AAAS facilitaría tanto la labor de la agencia ambiental como la planificación energética, ya que identificaría áreas donde se deberían evitar las actividades petroleras debido a su sensibilidad ambiental.

La subasta tampoco cumplió con las recomendaciones del Ministerio Público Federal de Brasil, que presentó hace unos días una orden judicial para suspenderla, alegando graves deficiencias en el proceso, como la falta de estudios preliminares adecuados, la falta de consulta a las partes afectadas y el riesgo de daños socioambientales irreversibles. Además de violar los derechos de las comunidades locales e ir en contra del acuerdo global para la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles, el gobierno ha ignorado las advertencias de la comunidad científica mundial, que son claras: no hay cabida para nuevos proyectos de combustibles fósiles si queremos evitar el colapso climático.

La decisión socava la credibilidad del gobierno brasileño, que aboga por compromisos climáticos a nivel internacional, pero continúa expandiendo la frontera de los combustibles fósiles a nivel nacional, incluso en la Amazonia, la región que albergará la conferencia climática más importante del mundo este año, la COP30. Los pueblos indígenas, las comunidades tradicionales y las organizaciones de la sociedad civil argumentan que una transición energética justa debe priorizar áreas de alta biodiversidad y ambientalmente sensibles como la Amazonia, y debe construirse sobre un plan claro que no dependa de la expansión del petróleo y el gas ni de la financiación de los combustibles fósiles.

Representantes de organizaciones de la sociedad civil y de pueblos indígenas ofrecieron los siguientes comentarios:

Jefe Jonas Mura, líder del pueblo Mura: Si el Gran Creador dejó el petróleo y el gas en las profundidades del subsuelo, fuera de nuestro alcance, es porque no es nada bueno: solo trae destrucción, contaminación, pobreza, avaricia, enfermedades y conflicto. Sacar esa masa podrida y contaminante de las profundidades es traer todo lo malo a nuestros territorios. ¡Queremos una Amazonia libre de petróleo y gas!

Gisela Hurtado, activista senior sobre la Amazonía en Stand.earth: Justo cuando el mundo se reúne en Bonn para impulsar soluciones climáticas y prepararse para la primera COP en la Amazonia, el gobierno brasileño subasta la Amazonia a la industria de los combustibles fósiles. Esta “Leilão da Morte” (Subasta de la Muerte) amenaza no solo los territorios indígenas, sino también el propio sistema climático global. Desafía los principios del Acuerdo de París y la ambición de la COP30. Nos encontramos aquí para afirmar: no hay justicia climática sin derechos indígenas, no hay transición justa sin mantener los combustibles fósiles bajo tierra, y no hay futuro sostenible si la Amazonia se convierte en una zona de sacrificio. El mundo debe exigir coherencia: las palabras en la COP deben ir de la mano con las acciones locales.

Ilan Zugman, director de 350.org América Latina y el Caribe: El tiempo dirá si Brasil tendrá la valentía política para alinear su discurso con la acción y dejar un verdadero legado de liderazgo climático. Esta subasta, en el mismo año en que Brasil acoge la COP30, marca un momento crítico en el que el gobierno abre las puertas a la industria de los combustibles fósiles en uno de los biomas más sensibles del planeta. Hoy se concesionaron 19 bloques sin consulta previa con las comunidades indígenas y tradicionales, violando derechos constitucionales e internacionales. Esta decisión contradice las promesas de protección ambiental hechas por un gobierno elegido bajo esa misma bandera y socava la credibilidad del país a nivel internacional. En lugar de liderar una transición energética justa basada en el vasto potencial renovable de Brasil, el gobierno está redoblando la apuesta por un modelo de combustibles fósiles obsoleto, uno que pone en peligro el futuro, bloquea el desarrollo sostenible y repite los errores del pasado.

Carolina Marçal, coordinadora de proyectos del Instituto ClimaInfo: Mientras exige acciones efectivas de las naciones ricas en la transición energética, Brasil acaba de enviar una terrible señal a quienes se preocupan por la vida y el futuro de este planeta. Al subastar 19 bloques en la desembocadura del Amazonas —una zona ambientalmente sensible y crítica para el clima global—, el país está agravando la crisis climática. Las palabras bonitas y los acuerdos vacíos no salvarán al mundo de la creciente ola de fenómenos meteorológicos extremos. Brasil tiene todo lo necesario para liderar una transición justa, y el petróleo ciertamente no forma parte del futuro en un mundo en llamas.

Mauricio Guetta, director de derecho y políticas públicas de Avaaz: Con el mundo al borde de alcanzar el umbral de 1,5 °C, la decisión de subastar decenas de bloques petroleros en zonas esenciales para el equilibrio ecológico y climático global pone a Brasil en conflicto con los esfuerzos globales para abordar la emergencia climática, socavando su liderazgo en la COP30. El daño al clima, la biodiversidad, los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales será irreversible.

Fotografía: Cortesía de 350.org