AMBio celebra esta medida que alinea a la ciudad con estándares internacionales y abre la puerta a una transición nacional hacia materiales realmente compostables, frenando el greenwashing y fortaleciendo las cadenas de valor circulares
La Ciudad de México implementará el programa “Transforma tu ciudad, cada basura en su lugar”, una nueva campaña que, a partir del 1 de enero de 2026, potenciará de manera estructural la gestión de residuos en la capital. La Agencia de Gestión Integral de Residuos (AGIR) de la CDMX será la nueva entidad gubernamental responsable de marcar la pauta sobre la separación residual definida de orgánicos, inorgánicos reciclables e inorgánicos no reciclables.
La medida forma parte de un esfuerzo por reducir la presión sobre la infraestructura de gestión de residuos de la CDMX, una de las más demandadas del país. En 2023, según el Inventario de Residuos Sólidos de la Ciudad de México, CDMX utilizó cinco rellenos ubicados en el Estado de México y Morelos, lo cual representó más de 400 millones de pesos anuales en costos de traslado, y se detectaron 889 tiraderos clandestinos. Así, aunque la capital cuenta con ocho plantas de composta para aprovechar residuos orgánicos, la disposición sigue siendo crítica en la gestión de los residuos.
Los residuos orgánicos, que representan 48 % de los desechos urbanos en la capital, deberán ser depositados exclusivamente en bolsas compostables. Con ello, las autoridades buscan evitar el uso de bolsas de plástico convencional o aditivado, cuyo desecho puede generar microplásticos y dificultar el tratamiento adecuado de la fracción orgánica. De acuerdo con AGIR, el uso de bolsas compostables facilitará los procesos de transformación de los residuos en composta o bioenergía, permitiendo su integración a cadenas de valor antes desaprovechadas.
La Asociación Mexicana de Bioplásticos (AMBio), organización que impulsa y representa a la cadena de valor de los bioplásticos compostables, considera que el nuevo modelo alinea a la CDMX con ciudades líderes en sostenibilidad, como Barcelona, Los Ángeles y Milán, donde la separación y el tratamiento de residuos orgánicos han permitido mejorar indicadores ambientales y reducir costos operativos.
“El cumplimiento por parte de los hogares, pequeños negocios y los sectores industriales y económicos será decisivo. En segmentos como el restaurantero, hospitalidad y hotelero —donde los residuos de comida representan 34.87 % de la fracción orgánica— es urgente actuar con seriedad. Desde 2021 trabajamos con Sedema y la Secretaría de Obras de la CDMX para establecer normas sólidas, certificaciones verificables y criterios que cierren la puerta al greenwashing. La crisis por plásticos convencionales no se resolverá con prohibiciones simbólicas ni con reciclaje insuficiente. México necesita una transición real hacia materiales que, al final de su vida útil, regresen a la tierra y fortalezcan nuestros ecosistemas”, afirmó Gisela Galicia, presidenta de la AMBio.
La transición en la CDMX coincide con el avance de políticas globales para reducir residuos y promover materiales con menor impacto ambiental. AMBio considera que la regulación podría convertirse en un modelo replicable a nivel nacional, impulsando innovaciones en empaques y procesos industriales.
Los bioplásticos compostables —desarrollados para degradarse mediante actividad microbiana— son clave para transitar hacia cadenas de consumo sostenibles, especialmente en sectores como alimentos, comercio minorista y logística. “Participar en esta transición no solo contribuye a la competitividad empresarial, sino a la construcción de un entorno urbano resiliente”, afirmó AMBio.
La CDMX se perfila como una de las primeras ciudades latinoamericanas en adoptar un esquema definido para el manejo diferenciado de residuos orgánicos, un paso que podría redefinir la gestión de residuos en la región durante la próxima década.
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