Al concluir la COP30 en Belém, Brasil, se observó un cambio notable en la ambición general sobre los océanos. Sin embargo, las profundidades marinas —una de las reservas de carbono más importantes de nuestro planeta y un regulador climático clave— permanecieron prácticamente ausentes de las negociaciones
Brasil, el país anfitrión, integró el océano en su Contribución Determinada a Nivel Nacional (CDN), lo que marca un paso importante hacia el reconocimiento del océano como elemento central de la acción climática. Como afirmó la Dra. Marinez Scherer, enviada especial para el Océano de la COP30: “No podemos resolver la crisis climática a menos que actuemos conjuntamente con y para el océano, el principal regulador climático de nuestro planeta”.
Las profundidades marinas son un entorno único, que constituye más del 90 % del océano y actúa como un pulmón planetario vital. Sin embargo, durante la COP, se les pasó por alto en gran medida. Los nuevos estudios científicos publicados durante la conferencia revelaron los crecientes impactos de la crisis climática en los ecosistemas de aguas profundas del Ártico. Si bien no se incluyeron en las negociaciones, las profundidades marinas sí se incluyeron en eventos paralelos, donde los científicos destacaron su papel esencial en la regulación del clima.
Por primera vez, el borrador del texto de la COP reconoció los riesgos sociales y ambientales asociados a la extracción y el procesamiento insostenibles de minerales críticos. Lamentablemente, esta redacción fue finalmente eliminada del texto final, lo que representó una decepcionante oportunidad perdida para abordar preocupaciones clave. Sin embargo, fue alentador ver que la COP comenzó a abordar problemas reales, incluyendo los minerales críticos en la agenda, un paso vital para abordar las amenazas que plantea la minería en aguas profundas.
Sian Owen, directora ejecutiva de la Coalición para la Conservación de las Profundidades Marinas, afirmó: “La COP30 situó el océano en el centro de la agenda climática, pero los gobiernos deben ser mucho más valientes y audaces para cumplir con sus obligaciones climáticas y mantener vigente el objetivo de 1,5 °C. Un mar profundo saludable es fundamental para esa solución, ya que almacena carbono, amortigua el calor y sustenta la biodiversidad que sustenta un planeta resiliente”.
Los líderes mundiales deben reconocer que la acción climática comienza en las profundidades. En 2026, deben decir un no rotundo a la minería de aguas profundas y proteger completa y definitivamente los montes submarinos —sustento del océano— de la destructiva pesca de arrastre de fondo.
Fotografía: Cortesía @Alexander Semenov
















