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La Tierra en llamas

Fotografía: https://pixabay.com/

Los meteorólogos nos dicen: 2024 fue el año más caluroso de la historia y el primero en superar los 1.5 °C de calentamiento por encima del nivel preindustrial. Ver: https://wmo.int/es/media/news/la-organizacion-meteorologica-mundial-confirma-que-2024-fue-el-ano-mas-calido-jamas-registrado-al Algo inaudito: en 2024, la ciudad de México superó los 34.6 grados centígrados.

Pero no podemos ignorar que en su momento los últimos 10 años fueron los años más calurosos de la historia, un dato que es un verdadero escándalo ante datos que no cambian de esta manera en cientos o miles o cientos de miles de años; ante una estabilidad climática que tuvimos por al menos miles de años. Algo muy serio y trascendental está pasando en la Tierra. Deberían estar ya sonando las alarmas en todos los países del mundo. Algo muy serio las está silenciando.

Con esta rapidez en el aumento de la temperatura promedio sobre la superficie de la Tierra, es predecible que en las próximas décadas estas temperaturas promedio suban con aun mayor rapidez, de no existir un cambio radical en los modos de vida de los países más ricos y poderosos que son los grandes responsables del colapso del equilibrio climático. Bien podríamos llegar al final de este siglo a 4 o 5 grados de aumento por encima del nivel preindustrial, si EU y la UE no cambian radicalmente sus actitudes ante esta amenaza.

La multiplicación en este siglo, en el mundo, de los eventos climáticos récord o sin precedente tales como: las sequías, las olas de calor, los días con temperaturas superiores a 50 grados centígrados, los huracanes, los tifones, las danas, las tormentas, los tornados, las nevadas, los incendios forestales nunca vistos y la evidente alteración de las estaciones y regímenes de lluvias, nos advierten de un cambio ominoso en las bases que hacen posible la vida de los vegetales y los animales en la Tierra y, además, convencen de este futuro funesto a la mayoría de la población, especialmente a los pobres y los desvalidos.

Se ve muy difícil la existencia de la especie humana, con un aumento de 4 o 5 grados hacia finales de este siglo: hoy día es ya bastante cara y mala la producción agrícola y la pesquera y se puede pronosticar una fuerte caída en la calidad y la cantidad de alimentos, para las próximas décadas, mientras el tamaño de la población humana será casi 10 veces mayor a la población de la era preindustrial.

Los países más ricos y poderosos del mundo, en lugar de cooperar en la mitigación de esta gran calamidad global que ellos mismo han creado, de manera infame pretenden proteger de cualquier forma a sus minorías ricas y poderosas- ver la forma de que puedan sobrevivir en otros planetas- y conservar tanto como les sea posible sus muy contaminantes modos de vida. Patrocinan costosas campañas para negar la existencia del desquiciamiento climático o poner en duda a la ciencia climática, una ciencia que ya no encuentra palabras para advertirnos de las catástrofes que entraña este desquiciamiento y sus efectos sobre la sobrevivencia de la humanidad.

Ante el desquiciamiento del clima de la Tierra, nada bueno podemos esperar de los países ricos y poderosos. Tampoco de los gobiernos de los países del Sur global, como México. Estos gobiernos están obligados a seguir los dictados del sistema político y económico global: no hablar de este colapso global en marcha; negar su existencia, por medio de acciones burocráticas que simulan que se hace algo frente al aumento de la temperatura promedio.

Las acciones apropiadas, para enfrentar la Emergencia Climática, solo pueden venir de las asambleas de vecinos de las ciudades, los pueblos, los ejidos, los barrios y las colonias que han reconocido en toda su extensión la Emergencia Climática; que han reconocido su origen global y local; sus consecuencias en todos los órdenes (ecológico, ambiental, cultural, social, económico, político y simbólico); que han discutido las opciones, disyuntivas y alternativas, tanto en lo individual, como en lo colectivo.

Miguel Valencia, ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México.



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