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Medir las emisiones, el primer paso hacia una verdadera sostenibilidad empresarial

Desde el Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera (CINIF) entendemos que uno de los principales desafíos para las empresas, especialmente para las pequeñas y medianas, es precisamente cómo dar este primer paso de manera técnica, rigurosa y práctica

En el panorama empresarial mexicano actual, la sostenibilidad ha trascendido el discurso y la buena intención para convertirse en un imperativo estratégico. Ya no basta con declarar un compromiso ambiental o social; la verdadera transformación radica en cómo las organizaciones mexicanas traducen esos principios en acciones medibles y verificables.

Es aquí donde las herramientas de gestión especializadas y la adopción rigurosa de Normas de Información de Sostenibilidad (NIS) emergen como pilares fundamentales, empoderando a las empresas para cumplir con las crecientes expectativas, así como para construir una resiliencia operativa sólida, fortalecer la confianza con sus diversos grupos de interés y, en última instancia, liderar una gestión ambiental y social auténtica y con impacto real.

De acuerdo con el Business Breakthrough Barometer 2025, el 92 % de los líderes empresariales a nivel global considera que alcanzar una economía de cero emisiones netas —capaz de ofrecer un clima estable— implicará menos cargas para sus organizaciones que los costos de la transición. El 56 % de ellos afirma que su principal motivación para invertir en la transición es asegurar la competitividad industrial a largo plazo.

Primer paso hacia el cambio: calcular la huella de carbono corporativa

En términos prácticos, la medición de la huella de carbono empresarial es el primer paso hacia esa transición. Permite entender con precisión dónde se están generando las emisiones, identificar áreas de mejora, establecer metas claras y, lo más importante, convertir la sostenibilidad en una palanca para mejorar su rentabilidad. Esto significa que la sostenibilidad no es solo un imperativo ético, sino también un camino directo hacia una mayor eficiencia y competitividad.

Las expectativas también vienen de afuera. A nivel Latinoamérica, los mexicanos se destacan entre los más preocupados por el comportamiento de las empresas. Según la encuesta Responsabilidad Social Empresarial en América Latina 2024, el 78 % de los encuestados en México expresó preocupación por la forma en que las empresas actúan frente a su entorno social y ambiental.

Medir es gestionar y gestionar es transformar

La medición precisa de la huella de carbono empresarial no es un tema trivial. Implica capturar datos de consumo energético, procesos productivos, transporte, uso de insumos y actividades indirectas que muchas veces dependen de proveedores, clientes y otros actores de la cadena. Todo esto debe traducirse a toneladas de CO₂ equivalente, utilizando factores de emisión reconocidos internacionalmente y bajo una metodología que asegure consistencia, trazabilidad y comparabilidad en el tiempo.

Aquí es donde contar con herramientas adecuadas marca la diferencia. Desde el Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera (CINIF) entendemos que uno de los principales desafíos para las empresas, especialmente para las pequeñas y medianas, es precisamente cómo dar este primer paso de manera técnica, rigurosa y práctica.

“Medir con claridad y con base en estándares internacionales permite a las empresas convertir la sostenibilidad en una ventaja competitiva tangible. No es solo un requisito ambiental; es una herramienta de gestión que protege la rentabilidad, la reputación y la permanencia en los mercados”, explica la C.P.C. Elsa Beatriz García Bojorges, presidenta del Consejo Emisor y Directora del Centro de Investigación y Desarrollo de CINIF.

Por esa razón, el CINIF ha desarrollado la Herramienta de Cuantificación de Gases de Efecto Invernadero, una calculadora de huella de carbono para empresas, diseñada específicamente para acompañar a las empresas mexicanas en este proceso. Esta herramienta permite calcular de forma precisa las emisiones de gases de efecto invernadero, diferenciando entre alcance 1 y 2, generando reportes claros, alineados a estándares globales y útiles tanto para el cumplimiento regulatorio como para la toma de decisiones estratégicas.

En este contexto transformador, la capacidad de medir las emisiones de gases de efecto invernadero de manera efectiva emerge como un pilar insustituible; la herramienta diseñada para esta tarea no es un mero contador; es un sistema inteligente que ofrece la visibilidad y la precisión necesarias para que las empresas identifiquen sus principales fuentes de emisión, establezcan líneas base confiables y midan el progreso de sus estrategias de descarbonización.

Esta claridad de datos facilita el cumplimiento de normativas cada vez más exigentes y empodera a las organizaciones para tomar decisiones informadas, optimizar sus operaciones y responder con agilidad a los desafíos climáticos.

Y es que cumplir con normas como la NIS representa una declaración de compromiso inquebrantable con la sostenibilidad. Al integrar la gestión de emisiones como parte central de su estrategia, las empresas mexicanas contribuyen a un futuro ambiental más saludable, y aseguran su propia viabilidad y relevancia en un mercado que demanda responsabilidad, transparencia y acción tangible. El camino hacia una economía de bajo carbono se construye con datos certeros y con la voluntad de convertir la intención en un impacto medible y positivo.

Fotografía: Cortesía del Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera (CINIF)