Los manglares suministran materiales como madera y alimentos únicos como la miel de manglar, reconocida por su sabor salado y calidad gourmet. México ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en cobertura de manglares, con cerca de 900 mil hectáreas
México se encuentra entre los países con mayor extensión de manglares en el mundo, pero enfrenta una creciente presión sobre estos ecosistemas vitales. Ante el acelerado deterioro ambiental y los efectos visibles del cambio climático, la Sociedad de Arquitectos Paisajistas de México (SAPmx) advierte sobre la urgencia de frenar la pérdida de manglares y convertir su conservación en una prioridad en los proyectos de desarrollo costero.
Los manglares, ecosistemas formados por árboles y arbustos que crecen en las zonas costeras donde se mezcla el agua dulce y salada, no sólo protegen las costas mexicanas y sus comunidades, sino que desempeñan un papel clave en la captura de carbono, la protección de la biodiversidad y la resiliencia climática del país.
Su relevancia ambiental se refleja en los múltiples servicios que ofrecen. Funcionan como barreras naturales que reducen la erosión de las costas, mitigan el impacto de tormentas y huracanes y sirven de refugio para una gran diversidad de aves, muchas de las cuales son especies migratorias. Además, los manglares ayudan a regular el carbono, acumulando grandes cantidades en sus suelos durante siglos y capturando emisiones nocivas que de otra manera acelerarían el calentamiento global. También actúan como filtros naturales que depuran contaminantes, mejoran la calidad del agua y mantienen la salud de las zonas costeras.
“Los manglares no sólo son filtros naturales y escudos contra tormentas, son paisajes vivos que reflejan la conexión directa entre la salud ambiental y el bienestar social. Su conservación debe ser un tema prioritario para autoridades, empresas y profesionales de la arquitectura del paisaje”, afirmó Gladiola Camacho, directora de Gladiola Estudio de Paisaje y miembro de la SAPmx.
Su valor no es únicamente ecológico. Los manglares representan una fuente directa de recursos para las comunidades que dependen de ellos. Suministran materiales como madera, siempre bajo prácticas reguladas y alimentos únicos como la miel de manglar, reconocida por su sabor salado y calidad gourmet, más apreciada fuera de México que dentro del país. También existen usos tradicionales ligados a la economía local, como sucede en Oaxaca, donde del mangle rojo se extrae un tinte natural utilizado en la elaboración de huipiles. Esta actividad, al igual que la extracción de madera, se encuentra regulada para asegurar la preservación del ecosistema. En sitios como la laguna de Chacahua, también en Oaxaca, la recolección de almeja tichinda es una actividad sustentable que permite a los habitantes obtener ingresos sin afectar el equilibrio del manglar.
La importancia de conservar los manglares también se refleja en su aporte al turismo responsable. El ecoturismo genera ingresos sostenibles gracias a la observación de aves, recorridos en kayak y paseos educativos, convirtiendo al manglar en una fuente de bienestar económico para las comunidades. Según datos del Instituto de Recursos Mundiales (World Resources Institute, WRI), México ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en cobertura de manglares, con cerca de 900 mil hectáreas. Sin embargo, estas superficies están amenazadas principalmente por el cambio de uso de suelo impulsado por la expansión urbana y proyectos mal planeados, lo que refleja no sólo un problema normativo sino también una falta de educación sobre el valor integral de estos ecosistemas.
Desde la perspectiva de la arquitectura de paisaje, la SAPmx impulsa una visión donde el diseño del territorio contribuya directamente a la protección y restauración de los manglares. Los proyectos que integran estos ecosistemas generan beneficios ambientales, sociales y económicos al respetar la dinámica natural y promover la regeneración del paisaje, siempre en diálogo con las comunidades locales y otros sectores especializados. Las prácticas de restauración son fundamentales para revertir los daños causados. En México, el principal esfuerzo de recuperación ha sido a través de la reforestación, una herramienta clave que permite recuperar superficies dañadas, restaurar la conectividad ecológica y devolver los servicios ambientales que los manglares ofrecen a las comunidades costeras. La participación activa de la sociedad, junto con una correcta planeación del territorio, es indispensable para asegurar la continuidad de estos ecosistemas.
“La conservación no debe basarse únicamente en la utilidad que nos brinda un ecosistema, sino en su valor intrínseco, en su derecho a existir. Como arquitectos paisajistas tenemos la responsabilidad de ir más allá de lo estético, de diseñar con conciencia ecológica y con un profundo sentido social. Nuestro papel también es de acción social, entendiendo que cada decisión en el territorio tiene un impacto directo sobre las comunidades y sobre el equilibrio ambiental,” señaló Rodrigo Escamilla, fundador y director de JNM Jardines Nativos Mexicanos y miembro de la SAPmx.
La SAPmx reafirma su compromiso con la promoción de prácticas de diseño y planeación que prioricen la conservación de los manglares, impulsando alianzas y proyectos que respeten su valor ecológico. Conservar los manglares es preservar un patrimonio natural que protege a las comunidades, contribuye a la lucha contra el cambio climático y enriquece el paisaje mexicano.
Fotografía: Cortesía de Arq. Rodrigo Escamilla